In discrimination cases, proving the discriminatory intent can be a difficult task. Inspired
by the Supreme Court of the United States, the Supreme Court of Argentina created a rule that
tries to make the task easier for plaintiffs. However, there are relevant differences in the way civil
procedure is regulated in both countries. Particularly, the opportunities to introduce evidence and
readjust the pleadings are more limited in the Argentinian context. This diminishes the rule’s potential to fulfill its goal, namely to help plaintiffs to prove their case. After delving into the specifics
of the problem, this article aims at providing two alternative solutions. First, to better define the
burdens of proof allocated to each of the parties. Second, to reassess some aspects of Argentinian
civil procedure
En los litigios por discriminación, probar el motivo discriminatorio puede ser problemático. La Corte Suprema argentina, inspirada en su par estadounidense, estableció una regla que
intenta facilitar esa tarea a los litigantes. Sin embargo, entre los procesos civiles de ambos países
existen diferencias relevantes relativas a las facultades de las partes para incorporar evidencia al
proceso y ajustar sus posiciones en base a la información nueva que surja en su desarrollo. En el
contexto argentino, estas diferencias procesales le quitan a la regla potencial para lograr su propio
cometido: allanar el camino probatorio de quien aduce discriminación. Luego de desarrollar el
problema, en este artículo sugerimos dos cursos de acción posibles para corregirlo. Uno, establecer
de forma más precisa las cargas probatorias asignadas a cada una de las partes. Otro, reevaluar
algunos aspectos centrales del sistema procesal